
Según yo la mujer de antes era muy reprimida, eran muy pocas las actividades en la que podían participar, sus funciones estaban prácticamente limitadas a cuidar los niños y a las labores domesticas. El que la mujer lograra su derecho a voto fue un logro muy importante, ya que así se veía una igualdad entre el sexo masculino y femenino y gracias a esto nosotras tenemos derecho a criticar o dar una opinión sobre los dirigentes que todos elegimos.
Solo en 1949, las chilenas lograron un voto político y en 1952 lograron sufragar por primera vez en una elección presidencial. La historia nos remonta a fines del siglo 19, cuando de a poco, las mujeres comienzan a abrirse paso al mundo laboral como telegrafistas, empleadas de comercio, matronas y sobre todo como profesoras.
EL VOTO:
La primera opción fue inscribirse en 1875 en los registros electorales de san Felipe para votar por Benjamín Vicuña Mackenna en la elección presidencial. Otras prefirieron callar y dejar que la conciencia masculina las guiara desde la casa.
En 1992 se creó el primer partido femenino. El tema se planteo a nivel nacional con el surgimiento de organizaciones en todo el país. Antes, en 1917 un grupo de jóvenes del partido conservador propuso una ley que promoviera la real emancipación política de las mujeres, pero por el poder de la oligarquía se amenazó con la excomunión a quienes respaldaran esta iniciativa. Las mujeres ciudadanas eran peligrosas para la estabilidad conservadora.
En 1931, en pleno gobierno del general Carlos Ibáñez del Campo pudiendo votar las mujeres mayores de 25 años en elecciones únicamente municipales. En 1935 votaron por primera vez.
Las chilenas jamás quemaron sostenes en la Alameda, pero lucharon por la emancipación con voz, sudor y tinta. La tradición del camino trazado por las luchadoras del norte, las sufragistas de los años treinta, las que cambiaban el mundo en los sesenta siguen en este nuevo siglo demandando protagonismo.
